¿Para qué me ha servido el peso?
El peso de más ha sido una herramienta que muchos hemos utilizado prácticamente sin darnos cuenta. Es un vendaje que se va convirtiendo en herida. Es importantísimo hacer consciente para qué lo hemos utilizado, ya que si no lo hacemos y bajamos de peso, es muy probable que las heridas que intentaba cubrir se sientan expuestas y el sistema recupere el peso a la brevedad.
En el libro “La Obsesión por comer” Jane Hirschman y Carol Munter, señalan: “Es comprensible que para muchas personas, la gordura simboliza el hecho de haber alcanzado el estado de adulto y tener mando. Cuando éramos niños, los adultos nos parecían muy grandes, muy poderosos y con mando absoluto. Aunque por lógica comprendemos que somos adultos en virtud de la edad, no del tamaño, las sensaciones de impotencia a veces nos “regresan”, en nivel emocional a nuestra infancia.
Para empezar a indagar sobre lo que el peso puede estar haciendo por ti…
Haz el siguiente ejercicio:
- Anota las cosas que no has logrado o no puedes
ahora hacer por culpa del peso, por ejemplo:
“Por culpa del peso no tengo pareja”
- Ahora cambia la oración diciendo:
“He usado al peso para no tener pareja”¿Cómo se siente verlo así?
¿Asusta? ¿Incomoda? ¿Enoja? ¿Libera?
Algunas de los usos más frecuentes que le damos al peso son:
- Para defenderme de un abuso.
- Para identificarme con mi madre, padre, abuelos, etc.
- Para hacer enojar y castigar a mis padres.
- Para no tener intimidad.
- Para no lograr mis sueños.
- Para no encasillarme en un papel.
- Para poder ser víctima.
- Para no volar y cumplir mis sueños.
- Para demostrarme que no puedo.
- Para que no me exijan.
- Para mantenerme alejada de los demás.
- Para culpar a mis padres.
- Para no correr el riesgo de un rechazo.
- Para confirmarme que no valgo.
- Para no profundizar en las relaciones.
- Para no contactar.
- Para no ser atractiva.
- Para no ser infiel.
- Para portarme bien.
- Para ser floja.
¿Estas lista para sentir tu peso y escucharlo hablar?
Primero vamos a “sentir” el peso.
Cierra los ojos.
Siente donde terminan tus pies y donde comienza el piso, donde terminan tus piernas y donde comienza la silla, donde termina tu espalda y comienza el respaldo, donde terminas tú y donde comienza el espacio. Siente ahora el peso de tus pies…. ¿Cuánto pesan tus pies? El peso de tus piernas, tus caderas, tu abdomen, los órganos de la parte baja de tu estómago, la parte alta, los pulmones, el pecho, la columna, la espala, el cuello, los hombres, los brazos, las manos, la cara, la cabeza…. ¿Qué pesa más? ¿Qué pesa tanto?
¿Tus ideas? ¿El miedo de moverte? ¿El dolor de tu corazón? ¿Tus emociones reprimidas? ¿Tu maternidad?
Sintiendo su peso, Claudia encontró claves súper importantes acerca de su comportamiento, ella narra:
“Yo odiaba la idea de pesar más”, pero me sorprendí. Empecé a sentirme muy poderosa, Me imaginaba que todos venían a mí y también observé que apenas y me movía. Simplemente estaba sentada en un lugar y todo el mundo venía hacia mí. Esa sensación era maravillosa. Realmente me encantaba no tener que moverme nunca ni hacer ningún esfuerzo físico. Es extraño que alguien como yo, que odia ser gorda pueda disfrutar de la gordura. Me encantó la sensación de serenidad y el poder que tenía.
Los sentimientos sobre la gordura que salieron a la superficie son bastante frecuentes en la vida de Claudia; ella hizo consciente su deseo de no esforzarse ni moverse. Ella se exige mucho a si misma y sintiendo su peso se dio cuenta que no se permitía en su vida quedarse quieta. Te voy a invitar ahora a que le escribas una carta a tu peso. Hazlo con la mano con la que normalmente escribes y deja que el peso te conteste, cambiando de mano la pluma o el lápiz.
Por ejemplo:
Renata; 35 años.
Antes que nada, gracias. Gracias por protegerme, cuidarme y hacer que me pierda y nadie me vea. Pero hoy trato de protegerme y cuidarme yo, de amarme y respetarme; no necesito de tu ayuda, ni protección por eso te dejo libre. Te agradezco y te libero porque ya no te necesito. Libera mis piernas y mi espalda aunque pesen ahora porque las estés protegiendo del soporte que tienen de toda la responsabilidad, hoy sé que puedo hacerlo pues tengo las herramientas. YO PUEDO.
EL PESO.
Te he cuidado porque tú no te has valorado. Tú vales mucho, reconoce tus logros, no te de pena reconocerlos, tú puedes lograr todo lo que te propongas, tú me lo has demostrado y por eso te libero. Cuida tu cabeza y tus pensamientos. Te voy a querer hacer regresar, yo voy a estar a veces si crees que me necesitas pero no me voy a quedar porque sé que sola encuentras las respuestas. Vive, libérate y alcanza tus metas.
Selene 32 años.
La sensación que me provocaste al sentirte fue de asco y tristeza. ¿Por qué sigues en mí si ya me puedo defender? ¿Por qué no te has ido? ¿Por qué me generas culpa y dolor? Quiero ignorarte que no me importes pero me importas demasiado, sigo sin entender qué haces en mí, eso me da enojo y rabia. Te pido que me dejes, que dejes de ser apegado a mi cuerpo, no eres bienvenido, yo estuve contigo años, creo que merezco mi libertad y libre albedrío.
EL PESO.
Quieres que me vaya, yo que te he protegido y cuidado por tantos años de ti los demás. Eres una malagradecida como sientes asco si nunca te he abandonado, he sido incondicional a ti, pero si te daño tanto me voy. Gracias por todo lo compartido y vivido, ojalá te aceptes como estás, te dejes de comparar y seas madura al cuidarte y defenderte. Te dejo para que seas feliz y te aceptes. Entiende yo no soy, eres tú, tus pensamientos lo que me crean.
Diana 20 años.
Sé que aunque vivimos juntos no nos conocemos bien, pero también sé que los dos nos hemos servido y beneficiado mutuamente por muchos años. Te quiero dar las gracias porque me diste la estabilidad que tanto necesitaba, la protección que nadie más me pudo dar, el escudo para todas mis batallas en la vida y porque gracias a ti he podido llevarme a muchos lugares y experimentar muchas cosas.
Gracias por ahuyentar a las personas equivocadas que no pertenecían a mi vida y gracias por ser un arma que puedo utilizar en mí en contra o a favor. Gracias también por haberme permitido quedarme, plantarme, ser estática y a veces hasta pasar desapercibida. Gracias por ser lo único que me ha ayudado a soportar y a protegerme del dolor. Hoy quiero decirte que eres LIBRE, te dejo y me dejo ir a cosas nuevas y sentimientos desconocidos, es hora de experimentar la vida de otras maneras, de ser notada, de dejar que la gente me vea y entre, de ser más saludable y feliz. Te quiero.
Nuestra estructura está perfectamente diseñada para cargar nuestro propio peso, lo que la afecta es cuando cargamos lo que no nos corresponde. ¿Qué cargas de más?
Te invito a leer más del tema en www.adrianaesteva.com y a contactarme en twitter: @adriesteva Fb: Adri Esteva y vía mail a contacto @empresenciamx.com